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Legal design y legibilidad de las sentencias judiciales

La complejidad visual de las sentencias judiciales, caracterizada por un formato de texto plano y la falta de criterios gráficos consistentes, representa un obstáculo significativo para la comprensión. Adoptar prácticas de diseño que prioricen la claridad y la accesibilidad puede transformar la manera en que se presentan estas decisiones, facilitar el acceso a la justicia y mejorar la percepción pública del sistema judicial.

Para mejorar la legibilidad de las sentencias, además de utilizar un lenguaje sencillo y directo, sin jerga legal innecesaria, es posible considerar algunos aspectos que hacen al diseño del texto:

Subtítulos: dividir el texto en secciones claramente definidas mediante subtítulos ayuda a los lectores a identificar rápidamente los temas tratados. Esto permite que el lector se enfoque en las partes más relevantes sin perderse en el contenido.

Enumeraciones: utilizar listas numeradas o con viñetas para presentar información clave o pasos en un proceso judicial puede hacer que el contenido sea más accesible. Las enumeraciones permiten una rápida visualización de los puntos principales.

Listas y tablas: las listas pueden utilizarse para desglosar información compleja en partes más manejables, mientras que las tablas pueden ayudar a organizar datos comparativos o cronologías de eventos. Esto no solo hace que el contenido sea más atractivo, sino que también mejora la retención de información.

Gráficos e infografías: en casos donde los datos son extensos o complejos, los gráficos pueden ser útiles para visualizar relaciones o tendencias, y hacer que la información sea más comprensible.

Tipos de letra legibles: elegir una tipografía clara y fácil de leer, adecuada al formato de publicación de la sentencia. Una fuente sin serifa, como Arial o Helvética, es cómoda en formatos digitales, pero tipografías serifas son más adecuadas para textos impresos. La utilización de fuentes claras y de un tamaño apropiado facilita la lectura y permite la asimilación de la información.

Tamaño y espaciado: utilizar un tamaño de letra adecuado (generalmente entre 11 y 12 puntos) y un espaciado cómodo entre líneas y párrafos ayuda a que el texto no se sienta saturado. Un espaciado adecuado permite que los ojos del lector descansen y facilita la lectura continua.

Jerarquía visual: la tipografía también juega un papel en la jerarquización de la información. Al utilizar diferentes estilos, tamaños y pesos de fuente, se puede guiar al lector a través del documento, destacando cuáles son las secciones importantes y facilitando la navegación.

Negritas y cursivas: utilizar negritas para resaltar palabras o frases clave y cursivas para extranjerismos o términos específicos ayuda a distinguir entre diferentes tipos de información. Sin embargo, es importante mantener un criterio consistente en su uso para evitar confusiones.

Citas textuales: al citar textos, es recomendable elegir un solo criterio para destacarlas, ya sea mediante comillas o cursivas. La mezcla de estilos (como usar comillas y cursivas al mismo tiempo) puede distraer al lector y dificultar la identificación de la cita.

Evitar guiones consecutivos: no utilizar guiones consecutivos para completar la línea antes del próximo párrafo ayuda a mantener la claridad visual. Esta práctica puede crear una apariencia desordenada y dificultar la lectura. Además, para aquellas tecnologías que convierten un texto en sonido (sistemas audibles), los guiones pueden ser interpretados de manera literal y leídos en voz alta, lo que puede confundir al oyente al no tener un criterio de significado.

Evitar mayúsculas sostenidas en frases largas: el uso de mayúsculas sostenidas y de versalitas en frases largas es difícil de leer porque nuestro cerebro está acostumbrado a procesar texto en minúsculas, que tienen formas variadas y distintivas. Las letras en mayúsculas son uniformes y carecen de las variaciones que ayudan a la identificación rápida de palabras, lo que puede hacer que la lectura sea más lenta y fatigante.

El lenguaje claro permite a los ciudadanos interactuar con las decisiones judiciales de manera más accesible y directa, en concordancia con las demandas actuales de un enfoque humanizado de la justicia. El diseño legal emerge como una herramienta interdisciplinaria capaz de transformar la comunicación jurídica, al optimizar tanto la presentación textual como visual de los contenidos legales.

Fomentar colaboraciones interdisciplinares entre el derecho y el diseño para desarrollar estrategias integrales que potencien la efectividad comunicativa del sistema judicial podría no solo fortalecer la percepción pública de la justicia como un sistema accesible e inclusivo, sino también promover una interacción más cercana y confiable entre la ciudadanía y las instituciones judiciales

Publicado en Comercio y Justicia

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