Las noticias judiciales se destacan sobre el resto de la información publicada en los medios. Todas tienen un impacto de curiosidad ante la opinión pública. Hay noticias judiciales que llegan a la opinión pública cuando se difunde la sentencia.
En este caso, la atención se circunscribe al resultante de un proceso. Mientras que hay otras informaciones judiciales que tienen impacto mediático durante el proceso.
Un ejemplo de noticias que crecen con su desarrollo son las que se convierten en una suerte de “novela en capítulos” y tienen un derrotero similar a la vida misma. Nacen con un hecho policial, ya sea por una situación violenta, la denuncia o al hallarse el cuerpo de la víctima, entre otros. Así es su nacimiento. A partir de allí, al agregarse detalles, va aumentando progresivamente el interés en ella. Comienza a desarrollar una vida más atractiva cuanto más detalle se va aportando. Repetir la misma noticia no tiene sentido, si no se le agrega algo que llame la atención. De acuerdo con el agregado, la noticia será un show mediático, convirtiéndola en atractiva para la opinión pública. Hasta que la sentencia puede decretar su final como noticia o pasar a ser un capítulo más.
Las noticias llegan a la opinión pública a través de los medios de comunicación. Quien “cuenta” la historia debe transmitir detalles que permitan sostenerla en el tiempo. Para quien elabora información periodística, la noticia judicial nunca es un relleno. Siempre genera una atención especial porque es atractiva para el público al que se debe informar y “entretener”, captando su atención.
En la noticia judicial, es el “condimento” lo que genera atractivo. Ese condimento es todo aquello que puede despertar un grado de sorpresa. La información de un caso puede no diferir mucho de tantos otros, pero lo interesante para el periodista es que, si logra encontrar algo diferencial, va a generar atención. Es entonces cuando la noticia comienza a crecer, dependiendo mucho de quién aporta los datos. Sucede que quien aporta esos datos es una parte interesada en que esa noticia crezca.
Cuando estamos ante un caso penal, por lo general, son los abogados de la familia de la víctima o del victimario quienes intentan torcer a su favor a la opinión pública. Por supuesto, la defensa del acusado trata de mostrarlo cómo absolutamente inocente y la familia de la víctima como un desalmado. Es normal que así suceda. Forma parte del “juego de roles”.
Alguien que está en el mundo del derecho tiene en claro que este juego es así. Forma parte de lo cotidiano. Pero para quienes no saben que sólo es un posicionamiento de roles, lo que plantea la parte involucrada -según cómo lo presente- puede convertirse en la verdad, mientras que lo planteado por su contraparte será una mentira.
Muchos se sorprenderían de lo vulnerable que es la opinión pública a este juego de roles. Sucede que, en la mayoría de los casos, su formación jurídica es limitada y, por lo tanto, puede ser influenciada con opiniones intencionadas, que pasarán a ser argumentos personales en futuros comentarios, sin darse cuenta de que se convirtieron en divulgadores de una opinión sesgada.
Cuando quien cae en el posicionamiento intencionado es un periodista, es importante recordar que su función de medio ante la sociedad lo hace creíble. Su opinión es formadora de opinión y, por lo tanto, será aceptada fácilmente por el sector de la sociedad que se informa a través de los medios. La opinión mayoritaria social es influenciable y, por ende, la opinión publicada deviene en la verdad pública.
Claro, en el momento de darse a conocer la sentencia, si la opinión pública está inclinada hacia una “verdad sesgada” y si el fallo, basado en derecho difiere de esta, o no cubre la expectativa generada, el rechazo contra la sentencia y contra quienes la emitieron es inmediato. No habrá explicación jurídica sobre esa sentencia que pueda torcer la opinión pública influenciada. La definición de “justicia” de la sociedad deja de ser una razón legal para convertirse en una “injusticia”.
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