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“El lenguaje claro no es un detalle, hace a la transparencia y eficacia del Poder Judicial”

Aunque aún hay sectores que califican al lenguaje claro como un detalle, el Director de Comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, lo considera un aspecto constitutivo de la actividad judicial. “No podemos perder de vista el rol de la comunicación en la tarea de los tribunales”, expresó en el conversatorio para integrantes de la Asociación Iberoamericana de Profesionales de la Comunicación Judicial (JusCom).

Leonardo Altamirano es licenciado en Comunicación Social, doctor en Semiótica y uno de los referentes del lenguaje claro en Argentina. Ofreció una charla sobre los conocimientos que deben poseer los comunicadores judiciales sobre este tema. El conversatorio estuvo destinado a miembros de la Asociación Iberoamericana de Profesionales de la Comunicación Judicial (JusCom).

“Sin saberlo, los comunicadores trabajamos el lenguaje claro desde siempre”, lanzó Altamirano. “Ejercemos una suerte de traducción sobre mensajes que se perciben como extraños por parte de la sociedad. Es una tarea que compartimos con el periodismo; en el algún punto, somos agentes clarificadores”.

Expresó que el trabajo sobre lenguaje claro es reciente en el Iberoamérica en relación con las experiencias en Europa. Y puntualizó que algunos sectores se resisten aún a implementarlo. “Lo califican como un detalle, como un dato menor, frente a la resolución de la causa que es lo importante. Yo creo que no podemos perder de vista el rol de que juega la comunicación en los procesos judiciales, porque también hace a la transparencia y eficacia del Poder Judicial. En definitiva, constituye un aspecto constitutivo –y no tangencial- de la tarea de los tribunales”, agregó.

En ese sentido, continuó: “La justicia expropia los conflictos de la gente, pero no los explica y eso genera problemas de cercanía. Entre otras cosas, para disminuir esa distancia aparece el lenguaje claro”. Altamirano diferenció a este de la lectura fácil y de las comunicaciones en formato accesible, como prácticas con destinatarios, procedimientos y aplicaciones diversas.

Los destinatarios del lenguaje claro son dos. En primer lugar, la ciudadanía, que requiere procedimientos verbales (gramaticales, textuales y para textuales) específicos. En ese caso, se aplica a documentos jurídicos originales, sin perjuicio de su rigor técnico.

Luego se encuentra la lectura fácil, pensada para personas con dificultades permanentes o transitorias en la comprensión lectora. Requiere de procedimientos verbales como la sustitución léxica, la simplificación sintáctica y la traducción. En lo referente a procedimientos gráficos, tiende al empleo de tipografía, diseño documental, imágenes e íconos. Se aplica a textos específicos y no son reversibles.

Y finalmente, los formatos accesibles, destinados a personas en condiciones de vulnerabilidad, definidas por las Reglas de Brasilia. Se trata de tomar la porción de información que afecta a la persona y readecuarlo para su entendimiento. No reemplaza a la sentencia o resolución original.

El usuario en el centro

Como señaló Altamirano, en Europa el proceso de clarificación del lenguaje lleva décadas en camino. En Argentina, algunos años. Por lo tanto, recomendó priorizar objetivos posibles y de alto impacto. “Es complicado abarcar toda la producción textual de la administración de justicia. Sin embargo, un buen punto de inicio es el ámbito donde la persona toma contacto con el mundo judicial y habitualmente se encuentra solo, no hay quien lo ayude en la compresión… Por ejemplo, las citaciones, los edictos, las notificaciones”.

Otro puntapié son los casos de impacto público. Además de poner los fallos a disposición de la ciudadanía, los equipos de comunicación pueden elaborar síntesis en lenguaje claro y gacetillas de prensa, de modo de ofrecer más elementos para la comprensión de una causa trascendente.

“Es difícil modificar hábitos consolidados en la administración de justicia. La expresión siempre se hizo así es una barrera que habitualmente escuchamos. A esto se suma el temor a lo que piensen los colegas, la desnaturalización del lenguaje jurídico, la complejidad de los procesos –algunos más que otros-…. El eje está en colocar al usuario del servicio de justicia en el centro. Hay que ser empático y pensar en el receptor”.

 

Las consultas recibidas en el tramo final del conversatorio dieron pie a posibles trabajos colaborativos y quedó agendada una nueva actividad para el próximo semestre.

JusCom es una organización abierta a recibir a quienes trabajan en el ámbito de la comunicación judicial y campos afines.

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